Pluton en Astrología

Plutón, el más lento de los planetas, apenas se mueve cada día. Su desplazamiento total es de menos de 2 minutos al día y aun así es muy variable debido a su órbita. El astro demora aproximadamente 248 años en dar la vuelta completa alrededor del Zodíaco y como tiene una órbita excéntrica (una vez al año retrocede unos 5 meses), el número de años que pasa en cada signo varía de 12 a 32. La Casa 8 está asociada con Plutón, quien también es corregente de Escorpio, un signo que tiene a Marte como regente.

Sin embargo, el glifo de Plutón es algo similar al de Neptuno, con el círculo espiritual dentro de la luna creciente ascendente. En astrología, Plutón indica receptividad a otras realidades, pasando el deseo inconsciente de transformación del ego del nivel personal al nivel de grupo o sociedad. Es quien aplica grandes poderes para cambiar paradigmas, ya sea en lo macro o en nuestra vida.

Plutón es Hades en la mitología griega, los señores del submundo. En la astrología, destruye para transformar y regenerar lo que fue destruido, estando generalmente ligado a esos cambios drásticos que sacuden las estructuras y generan cambios permanentes en el mundo. Está ligado al acto sexual en sí, los misterios, secretos, tabúes, inversiones, préstamos, deudas y el poder de los bancos. Se trata de grandes poderes y también simboliza a algunos personajes, como miembros de partidos, policías, grupos violentos, criminales, torturadores, espías, adeptos de la magia negra, sociedades secretas, además de terapeutas, ocultistas de algún grado y psicoanalistas.

En relación con el equilibrio, si la cruz supera la luna creciente, corremos el riesgo de perder de vista el propósito de estas energías transformadoras, convirtiéndonos en personas egoístas y obsesionadas con el poder. Si la luna creciente ascendente y el círculo superan la cruz, corremos el riesgo de desconectarnos de la realidad y tener episodios de estrés o trastornos psicóticos y obsesivos.

Plutón es el planeta del renacimiento y la transformación. La fuerza por detrás de él puede verse como un poderoso impulso purificador que promueve cambios profundos dondequiera que pasa. Su influencia trae cualquier cosa a la superficie, ya sea que provenga de las profundidades (instintos) o del más allá (espíritu). Es diferente a Marte (de hecho, se le considera como un Marte tres veces más fuerte), cuyo foco es la búsqueda de la supervivencia y la realización personal. Está al servicio de una fuerza mayor, impulsado por un propósito superior. Ya no es el individuo quien genera fuerza y energía, estas ahora son universales y se expresan por medio del ser. En lugar de luchar y conquistar para sí mismo, el individuo se convierte en parte de una forma que actúa por medio de lo colectivo, luchando por objetivos comunes. La voluntad y el deseo son compartidos por todos, aunque cada uno reacciona de manera diferente a estas propiedades cósmicas.

Como ocurre con Urano y Neptuno, el significado de la posición de Plutón en los signos tiene más que ver con las marcas que deja cada generación, revelando revoluciones fundamentales y provocando transformaciones drásticas en los ámbitos de la vida humana y la civilización en su conjunto. Dichos cambios pueden ser regenerativos o degenerativos, pero generalmente ambos efectos se sienten a medida que atraviesan cada signo, lo que resulta en extremos de transformación. Su paso genera cambios lentos pero permanentes, simbolizando el inconsciente colectivo de una generación.

Influencias de Plutón en la carta astral

Las personas en las que se destaca Plutón en su carta astral tienden a ser más controladoras, intensas, sensuales y profundas, pero también pueden volverse más solitarias. La casa ocupada por Plutón puede mostrar una parte de la vida de la persona que está sujeta a cambios, así como áreas de la vida en las que desea tener más poder y control, y donde se producirán situaciones destinadas a la transformación del individuo.

El planeta también se ocupa de fuerzas y energías que ayudan al individuo a superar tabúes y complejos emocionales, cortando los lazos del ego, activando energías que están encerradas en el inconsciente, recuperando fuerzas antiguas e instintivas y renovando totalmente el ser.

El lado positivo de Plutón permite tener control sobre uno mismo, bucear en y comprender nuestro interior. Por medio de su influencia controlamos conductas que nacen del instinto, obtenemos una enorme fuerza de voluntad y resistencia, además de la capacidad de curación, regeneración y transformación, tanto física como mental.

Su lado no armónico puede promover conductas destructivas, sentimientos de culpa, imprudencia, deseos obsesivos, resistencia, rechazo y desapego emocional. El individuo tiende a aislarse, a estar lleno de secretos y a ser más reticente, sintiéndose frágil y vulnerable, e incluso puede estar aterrorizado, paranoico y con manía de persecución. La persona también puede volverse posesiva, dominante y manipuladora, utilizar el chantaje emocional, convertirse en víctima y volverse intolerante y cruel. Ambiciones, pensamientos y acciones compulsivas y obsesivas pasan a formar parte de la personalidad, así como la atracción por lo macabro y extraño. También puede haber una mayor sed de poder o un deseo de ser omnipotente.

El lado oscuro de Plutón todavía representa al ego que tiene el control sobre las fuerzas del caos, el mundo de las tinieblas, los poderes que vienen del submundo, la materia prima del lado oscuro que, siendo rechazada por nosotros, nunca evolucionó hacia cualidades más luminosas. Aunque consideradas peligrosas, estas fuerzas automáticas mueven nuestra sexualidad, nuestros instintos y la expresión creativa e inconsciente de nuestro cuerpo, con sus procesos orgánicos y automáticos, permitiendo la supervivencia, el desarrollo y la afirmación del individuo. Se mueve con las profundidades de nuestra mente, con los recuerdos del pasado, revelando todo hasta traer la conciencia completa a la superficie. Es un símbolo de poder y nos lleva a utilizarlo para promover una transformación de nuestro Ser y del mundo que nos rodea.

Cuando Plutón está pasando...

Hay algo que es verdad: cuando Plutón pasa, es mejor estar preparado para cambios radicales, ya que lo más probable es que nada vuelva a ser como antes. Porque representa, en su esencia, la transformación, las estructuras carcomidas, en cualquier área de la vida que sea, las cosas colapsarán.

Todo lo que está en desuso o que está muerto se suele transformar y desterrar de la vida de la persona (o del mundo) en el momento en que Plutón comienza a transitar por algún sector de la carta y a formar aspectos con otros planetas. Esto se aplica a las relaciones, el trabajo, la familia o las ideas que deberán partir, a menudo de forma rotunda y dolorosa pero necesaria, para que lo que murió se transmute, dando lugar a la esperanza a partir de un nuevo ciclo. El sector por el que atraviesa Plutón o los aspectos que hace con otros planetas pueden atraer profundas transformaciones, crisis, terminaciones y comienzos, siempre con el propósito de renovación, cura y trascendencia.

Cuando se trata de la muerte, generalmente la idea que tenemos es algo negativo y destructivo. Pero esa no es la única verdad de Plutón. Como el Señor del submundo, Plutón llega para cerrar grandes ciclos, completar asuntos complicados, cambiar sistemas a gran escala y eliminar situaciones que ya han muerto, pero por alguna razón, la personas aún persisten en proseguir con ellas.

Así, este planeta también representa al Fénix, ave mitológica que se levanta de sus propias cenizas, vigorizada y lista para iniciar un nuevo ciclo, enterrando los comportamientos adictivos. Y está claro que todo esto se considera un período difícil, porque muchas veces interfiere con nuestras estructuras y nos invita a salir de nuestra zona de confort o incluso a confrontar los miedos y demonios internos.

En cada tránsito, Plutón nos recuerda que no somos nada, que todo lo que tenemos es prestado: ya sean cosas materiales o no materiales, como las creencias y los atributos intelectuales. El caso es que Plutón puede representar tanto la muerte física como la muerte simbólica, lo que nos obliga a ver lo efímero que es todo, inclusive la vida.

Otro tema a repasar con el paso del planeta es el desapego. Desde el momento en que las personas se dan cuenta de que no tienen nada, que todo en la vida viene prestado, ellas también pasan a no pertenecer a las cosas, volviéndose libres. Por lo tanto, tanto los bienes materiales como las relaciones son transitorios y por eso, si están “muertos”, estancados, Plutón se los llevará consigo.

Y es fundamental que esto suceda para que todo fluya y se renueve. Para digerir mejor este tema, es necesario tener autoconocimiento para discernir qué es parte de nuestra esencia y qué es temporal. Por lo tanto, es importante dejar que Plutón actúe, porque viene con una misión clara: cortar solo lo necesario, soltar el peso que ya no pertenece al lugar donde está, regenerar procesos. En el lugar de lo que fue sepultado surgirán eventos, personas o cosas que se agregarán y se alinearán con el momento actual.